Ayer, al intentar levantarme para ir al gimnasio, un malestar general me detuvo en la cama. Un cansancio masivo, algo así como una fuga repentina de todas las fuerzas.
"¿Que me pasa?" me pregunté.
Cuando dos horas más tarde mi asistente arribó a casa, no pude responder a su saludo. Había ya cancelado mi entrenamiento y mi turno médico. Sólo otras dos horas más tarde logré despertar y Adriano, expeditivo, me preparó un té.
Durante la hora siguiente, Adriano y yo mantuvimos una conversación interesante. Y ahí le conté como comenzó mi historia en la producción.¿Por qué lo hice? Porque descubrí que el malestar que me había dejado en la cama no era otra cosa que la somatización de varias "rabietas" de los dos días anteriores: personas que se comprometen a trabajar en la producción y no lo hacen, personas que bloquean su compromiso con otros problemas de índole personal ( bloquean, no plantean, ésto es, ni siquiera responden el teléfono),algún que otro "ataque de divismo",etc...en fin, factores que perturban profundamente el proceso creativo y de gestión de un proyecto de ficción.
"¿Que LES pasa?" me pregunté como me pregunto siempre.
Y allí tuve una respuesta clara: más allá de la profesión, son personas que tienen HORROR AL ÉXITO. Lo anhelan, lo desean, suspiran por él; pero cuando tienen la oportunidad, la emoción los supera y necesitan patearlo.
Mantenerse en el fracaso y en la abulia también es mantenerse en la zona de confort.
Me era más saludable hacer un esfuerzo y correr al gimnasio( como hice a la tarde) pero elegí quedarme en el calor de mi cama sufriendo el malestar. Yo también elegí, en ese momento, la zona de confort.
Y ahí fue cuando recordé la anécdota que le contaba a mi asistente: que, a mis 24 años, dirigí mi primer megaespectáculo ( lo era para las condiciones y la época en que lo produje) sin recursos como los que contamos hoy en día: ni internet, ni teléfonos celulares( muchos menos smartphones) ni idea de sponsors, ni sala de ensayos. Pero lo hice. Lo hice y lo repuse al año siguiente( 1995) soportando broncas, fracasos, llantos, frustraciones y miedos.
Pero LO HICE.
Veintiséis años más tarde, me encuentro consolidando una estructura con recursos humanos valiosos, con un reconocimiento social, un patrimonio intangible pero de enorme potencial, recursos informáticos y de comunicación, un equipo que me apoya y perspectivas de crecimiento pese a las estrambóticas peripecias del país en el que vivimos.
La ciudad en la que vivimos parece no querer darse por enterada de que hay mejores modos de trabajar y mejores modos de acordar el crecimiento para todos. Por ello las ficciones aquí permanecen en las sombras, como una anécdota que les sonríe a algunos pero que no le importa a casi nadie.
Procuro hacer la diferencia. No porque me sienta superior sino porque creo fuertemente en un modo más sólido y masivo de crear espectáculos.
Y sí, hay que estar preparado para recibir el bienestar. Porque estar instalado en la queja y en el reclamo puede ser un modo de no hacerse cargo. Porque estar resignado al "aquí se hace así" es el modo más cómodo ( también más doloroso) de esperar a que otro lo resuelva.
Gente querida, ese otro ya llegó y está escribiendo éstas líneas. Pero¿saben que? No es un súperhombre: apenas es un ser humano con ciertos recursos y muchísimos deseos, con conocimiento( se los aseguro) pero también con limitaciones. Y confía en ustedes. Por favor, reacciones y dejen de temer. Solos no iremos a ningún lado. Juntos- que duda cabe!- con certeza que llegaremos lejos.
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