Hace meses que ésta fotografía recorre las redes.
Fragmentada, aumentada, con sus personaje por separado, la configuración del cuadrángulo amoroso de Simple Vicente busca instalarse en el imaginario popular.
¿Por qué? Porque intentamos lograr que Simple Vicente llegue a todos. A los más jóvenes, a los mayores de la tercera edad, a las personas de mediana edad...a todos.
Tenemos la ilusión y las ganas- y por supuesto, también el trabajo y la inversión puesto en ello- de que Simple Vicente se convierta en pasión de multitudes. Sí, como el fútbol o como las telenovelas que arrastraron a millares de todas las edades a ovacionarlas en teatros y frente a las pantallas, no perdiéndose un minuto de sus peripecias.
¿Para qué? Porque Simple Vicente es una telenovela al modo de las telenovelas pero con los recursos técnicos de su antecesor: del radioteatro. Sí, Simple Vicente no se ve pero se escucha. O , al menos, no se ve al mismo tiempo pero se puede ver. Claro que se puede ver.
Vicente, Luca, Lola y Vera, sus cuatro protagonistas que entran en un torrente de amor, celos y ambición desde las tranquilas calles de Cadolino, el "pueblo invisible" en donde los cuatro se conocen, están en las redes sociales y cuentan su historia en primera persona. Pero también cuentan la historia de todos los demás. Y lo hacen para que el público pueda asociar voces y rostros, sonidos y gestos, palabras y cuerpo, en un todo que complete la magia de la ficción.
Por ello le llamamos "ficción multimedial": porque se cuenta a través de diferentes medios y porque esa diversidad es la que hace que llegue a muchos hogares, teléfonos, computadoras, dispositivos...y se pueda escuchar tanto en horarios pautados ( a la antigua usanza) como en el modo podcast cuando cada uno quiera.
No es un emprendimiento más. No es otra obra de teatro en donde el público debe ir hacia una sala para descubrir que sucede allí dentro y descifrar los códigos de la misma. Claro que eso es maravilloso pero hace tiempo que las reglas de la ficción cambiaron y también queremos sumarnos a ese modo de contar. Porque entonces, al "meterse" en la vida de cada uno, al ir hacia el público, es como ese público se enfervoriza en multitudes al enamorarse de sus personajes, odiarlos, confrontarlos, solidarizarse, tomar partido por ellos. Bueno, en definitiva, de eso se trata y se trató siempre el teatro: de emocionarse, jugar y sanar saliendo con lágrimas o sonrisas luego de una función. O con ambas.
Pero el teatro, me temo, al menos el de nuestra ciudad, se alejó de las multitudes hace rato para recluirse en su propio ejercicio intelectual.
Por eso me salgo del teatro y voy a la radio y a las redes con la expectativa de llegar a la televisión. Pero comenzamos por el streaming proponiéndole a los actores un juego vertiginoso de convocatoria-guión-ensayo único- grabación dándoles toda la adrenalina del modo televisivo. Y de ese modo, involucrando no sólo a los actores sino también a los sponsors que pueden leer un interés comercial en la ficción, comenzamos a generar un movimiento industrial que permite cambiar el modo de trabajo habitual en nuestra ciudad.
Simple Vicente no es un proyecto más. Busca ser una transformación. Busca ser la creación de un nuevo paradigma. Busca llevar la ficción a las personas y mostrarles lo maravillosamente necesaria que es para nuestra salud mental, física y social. Pronto se estrenará la primera temporada y los invito a escucharla y compartirla. A medida que avance y ustedes reaccionen, veremos si nuestro sueño va en vías de volverse realidad. Los personajes, mientras tanto, ya viven en las voces y las imágenes de sus intérpretes. Enciendan sus dispositivos: ya empezó la novela ( o la serie, como más les guste)
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