Desde hace muchos años creo en ésta afirmación aunque debo reconocer que, en los últimos dos años, perdió el sentido para mí...hasta ahora
Cuanto más conozco y revisito las historias de los grandes éxitos del teatro, el cine y la televisión, más encuentro en todas ellas, un denominador común: el éxito vino como una marejada de abundancia luego de estruendosos fracasos anteriores, problemas de producción, procesos accidentados y situaciones de absoluta incertidumbre. En apariencia, la enorme cantidad de calamidades que caracterizan a dichas producciones parece despertar una furiosa pasión creativa y empresarial en sus involucrados que los lleva a entregar todo en una suerte de borrachera de larga duración.
Por éstos días he descubierto "Las películas que nos formaron" serie documental estrenada hace algunos meses por Netflix. Me ha conmovido ver los episodios dedicados a "Hallowen", "Friday 13", "Aliens", "A nightmare on Elm Street" y "A Nightmare before Christmas" no sólo porque fueron películas significativas para mi adolescencia y primera juventud ( reconozco que tengo pendiente el visionado de la primera) sino porque sus procesos de creación, caóticos, accidentados y nada prometedores no guardan relación con el éxito arrasador que obtuvieron posteriormente. Y no hablo sólo de un éxito económico o de simple popularidad; hablo de producciones e historias que se convirtieron en auténticos íconos de la cultura popular y forman parte de un imaginario fácil de reconocer, incluso si uno no ha visto cada largometraje ó sólo los ha visto en parte.
Y al conocer la historia detrás de cada una de éstas historias cinematográficas( en donde más de un actor/ actriz en ese entonces desconocido se lanzó a la popularidad) uno las suma a las que en nuestro país sucedieron con "Drácula, el musical" ó en el mismo universo hollywoodense con "Apocalypse Now" y en Colombia, durante fines de los 90 con "Yo soy Betty, la fea"
¿Qué es lo que tienen en común éstas producciones? Nadie creía en ellas al momento de plantearlas como idea ó bien recorrieron caminos infernales en medio de sus procesos hasta lograr la gloria que lograron después.
También ocurrió con la oscura e infravalorada ( en su momento) "What ever happened to Baby Jane?" que en éstos días estoy viendo contada por Ryan Murphy en la serie FEUD( se las recomiendo por si no la han visto)
¿Por qué me llaman tanto la atención éstas historias detrás de la historia? Por una razón muy simple: son inspiradoras. Responden al anhelo de creativos que dieron absolutamente todo para gestar un proyecto nunca antes visto en su mundo, se adelantaron a su tiempo y rompieron todos los cánones existentes hasta ese momento. ¿Qué lograron? No sólo dinero sino arte: al quebrar los estándares impuestos se atrevieron a hacer aquello que todo artista anhela: dar un paso más allá y desafiarse a sí mismo.
En éste difícil contexto en donde he nacido y me he desarrollado, ésta ciudad que no es Hollywood ( pero a veces, se le parece) éstas historias cobran un colorido particular porque me ayudan a empujarme y empujar a los demás hacia la concreción de objetivos. En ésta ciudad que no es Hollywood pero donde muchas veces truena el "acá se hizo siempre así" siento que me resulta imperioso dar un paso más allá( ó al costado, que al fin y al cabo es lo mismo si se trata de innovar) y jugar en ese espacio límite en donde el riesgo es enorme pero las perspectivas son aún mejores. Éstas historias ocultas me incitan y me invitan a tener un resto más de energía a fin de poder avanzar varios casilleros más ahí donde quiero dejar una grieta "positiva" en la ciudad ( si un papel se rompe en pedazos puede dar origen a un bonito y rico collage) y también para motivarme a seguir trabajando por logros personales fuera de Santa Fe e incluso de Argentina. Creo en no tener fronteras y en hacer crecer el propio arte fuera de aquí. Creo absolutamente en perder para ganar.
Pero el tiempo de la pérdida, ya pasó.
Ahora estoy encaminando el último tramo de una producción que comencé en 2020 y que llevé adelante contra viento y marea ( todas las mareas paralizantes que nos tocaron en aquel entonces y que aún continúan) y siento que, más que nunca, es el momento de nutrirme de esas odiseas creativas que son desalentadoras al momento de estar inmersas en ellas pero que conllevan al agridulce sabor de la lucha y de la convicción. Es el momento de cerrar, publicar y expandir Simple Vicente ( recuerden mi entrada sobre ella) y empujarla para convertir en realidad palpable aquella visión que tuve de generar una industria regular, pujante y real en la ciudad. Una industria de la ficción que no se limite a esporádicos concursos cinematográficos ó a megaproducciones financiadas por el Estado sino que genere ideas de modo permanente para que muchos creadores en diferentes categorías y especializaciones puedan ser parte de ellas.
Ésta entrada no es sólo para contarles como me conmueven esas historias detrás de la leyenda: es una invitación a sumarse a ésta aventura llamada Simple Vicente...y convertirla en una leyenda. Estoy seguro de que todos juntos podemos lograrlo.
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