Mucho se ha hablado durante décadas acerca de la problemática del actor y como crear verdad en el escenario.
Ahora bien...¿como lograr esa autenticidad que tanto buscamos y sobre la cual tantos maestros han creado sus escuelas de actuación?
Existen, es verdad, dos grandes corrientes: aquella que sostiene que uno debe explorar las emociones como un constructo intelectual y sobre el cual tomar nota cuidadosamente segundo a segundo; la otra, que enfatiza que en la acción y el gesto está contenido todo el universo sensorial que necesitamos para recrear en el escenario ó frente a la cámara.
Lo cierto es que cuando estamos inmersos en una ficción( teatro, cine, televisión, canciones, performances) se nos hace imperioso encontrar el por qué del hacer de nuestro personaje ficcional( ó de nuestro yo-en-la-interpretación para el caso de que no se trate de un carácter de ficción) Y hallar esa motivación no es simplemente hacer lo que está marcado; en tal caso, recurriremos a estereotipos que restarán valor al hecho artístico y, por remanidos, alejarán al espectador del efecto buscado. Y, por cierto, encontraremos un tedio bastante riesgoso en nuestro trabajo escénico, estancamiento que procuramos evitar por todos los medios.
Desde las investigaciones del duque de Meiningen , pasando por las bases del Método que Strasberg llevó al más alto nivel académico en EUA ó a las neurociencias que investigan sobre la relación músculo-emoción, el espectro intermedio de hallar el cómo llegar al estadio emocional, es inmenso. Lo cierto es que no hay un método que funcione igual para todo el mundo y que cada artista consigue resultados en base a experiencias personales y capacidades de percepción que le son propias. No por sonar ésto como una obviedad, deberíamos ignorarla sino más bien poner en observación atenta, quienes somos en nuestro ser creativo. El actor Alan Rickman solía sostener que el hecho de actuar no es otra cosa que llevar un registro perceptivo de todo y cada estímulo que se nos presenta día a día. Tal afirmación- que a priori parece poco ortodoxa- está corroborada por aquellas décadas de investigaciones respecto del "misterio" acerca de cómo sentimos y como reaccionamos a ello. El psicólogo William James se preguntaba, por su parte: "Si presentimos que puede atacarnos un león...¿corremos porque tenemos miedo ó tenemos miedo porque corremos?" poniendo en juego la idea de que la reacción emocional es consecuencia de la acción física y no al revés, como solemos pensar( ésta teoría es citada y retomada muchos años después por la neuróloga e investigadora chilena Susana Bloch) Allí encontaremos el método lúdico de la acción-reacción que algunos maestros usan en sus entrenamientos.
La búsqueda de la autenticidad en la actuación es un camino largo y complejo que no tiene por qué ser agobiante ni aburrido; por el contrario, a medida que avanzamos en la búsqueda de estímulos logramos abrir un abanico de posibilidades que, no por caóticas ó contradictorias resultan menos interesante. Muy por el contrario, en esa diversidad de colores, texturas y experiencias, logramos comprender el enorme y sugestivo laberinto en donde se desenvuelven las muchas capas de la existencia humana. Y para ello, nada menos que para conocerlo, es que existe la ficción.
En la fotografía, los actores Celina Vigetti, Claudio Paz, Nelda González y Gustavo Palacios Pilo durante la puesta de "La Bámbola" ( 2013-2014)
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