Todo comenzó aquí.
Una tarde de 2010 mientras me preparaba para salir, una remota radio de internet me trajo estos "Dreams" de Yiruma cantado por una voz blanca y maravillosamente imperfecta. Fascinado por su dulzura melancólica, por su fuerza convocante, por convertirse en la emoción exacta de un sueño increíble que había tenido noches atrás- y que intenta ser un guión cinematográfico- tomé nota apurada de aquel autor y comenzó mi búsqueda.
Durante los dos años siguientes toda la música de Yiruma me ayudó a traducir procesos personales, crisis, alegrías, despedidas, melancolías, promesas, amores que no fueron, anhelos de un mañana. Se convirtió en un compañero de mañanas, noches, instantes. El poder visceral de la música con la simpleza de su piano me llevó por caminos cubiertos de hojarasca, por bosques nevados, por ríos espumosos.
Yiruma se convirtió en mi alter ego musical; esa mezcla de fantasía, melancolía y brillo que creo que soy. Como muchas otras veces, la música se convirtió en parte de mí y logró convertirme en música.
Era casi lógico que siguiera mi sentimiento y contara una historia a partir de su música.
Encontré el espacio en éste, nuestro taller 2013.
Claro que esos bosques nevados debían llevarme a mis amados cuentos de hadas. Claro que esos caminos de hojarasca me hicieran soñar con las heroínas y las villanas de aquellas historias míticas, esas que nos ayudan a explicar de manera sencilla aquellos misterios que calan tan dificil en nuestra humanidad. Reescribirlas y convertirlas en personajes coloridos que llevaran la belleza de esos niños-grandes que confiaron en nosotros para hacer su camino.
Y hoy, claro, me gana la nostalgia y la dulzura; porque estos últimos ensayos, luego de la adrenalina, el nerviosismo, la ansiedad, los tiempos que escasean, los trámites, etc etc...comienzan a dejar ver la emoción. Y cuando la emoción le gana a los directores que tenemos que tener una mirada crítica y técnica eso significa que la puesta en escena se ha convertido en un mundo vivo.
Mucho puedo decir de todos y cada uno quienes forman parte de este equipo de MÍTICA; puedo hablar de voces, de imágenes, de temperamentos dramáticos, de talento, de esfuerzo, de superación técnica...pero también puedo hablar de seres humanos que se van convirtiendo en artistas y que se van convirtiendo en mas humanos, en mejores personas, en seres que luchan por esos sueños. Y luchan de verdad.
Veo a 17 ansiosos luchadores que creyeron en un proyecto, en un equipo, en un camino. Que creyeron en SU camino. Y que con sus improvisaciones y juegos fueron dando resultados. Y nació nuestra malhumorada y fuerte Satu, nuestro asustadizo príncipe Alaric, nuestro caprichoso y doliente Garou, la díscola Manía, el monstruo de hielo y fuego que es Numa, el ambigüo y sombrío Byron...
Hablo de sus personajes con admiración. Los escribí yo, es cierto, pero los modelamos en equipo. Y ahora tienen cuerpo, miradas y voces que ellos les han prestado semana a semana y día a día en los agotadores ensayos del diciembre santafesino.
Veo a personajes diabólicos y divertidos: me asombra la ciclotimia de la maternal Úrsula, la reacción inconexa de Ursulina, el misterio de Ursina, la ternura bonachona de Oleg, la coquetísima maldad de Ingrid y la sofisticada perfidia de Iverna.
Y me enternece ver como han crecido: y no sólo en desarrollo artístico. En mas de dos años juntos este equipo de personas energéticas, ambiciosas, sorprendidas, asustadas, apasionadas, ha ido transformando su propio yo en un camino de perseverancia, de auto revelación, de encuentros.
Me inspira ver que lo que imagino puede volverse materia y sonido: que comenzó siéndolo, se volvió literatura dramática y ahora vuelve a ser presencia real en el escenario. Tan real y contundente como la exquisita maldad de Troya, como la mirada espiritual de Umiko, la madurez adolescente de Alycia, la enigmática sensualidad de Gala, la simpática ironía de Ismelda...
Y no es casual que escriba esto. No es promoción comercial. No. Es esa mezcla de alegría y nostalgia. Porque todo estreno va acompañado de un montón de sensaciones encontradas. Porque quiero que llegue y a la vez no quiero que termine. Porque al ver su deslumbrante resultado visual y a cada uno recibir su "segunda piel " hecha vestuario con el asombro de un regalo navideño me doy cuenta de que el sueño se ha vuelto realidad y que pronto será necesario otro sueño, otro más, un abrazo de bienvenida, una necesaria despedida...
Y aquí seguiremos. Y allá también. Abriendo mil caminos con mis compañeros de taller, con Alejo, con Juan Cruz, con Silvana, con Juan...y con todos aquellos que sumen anhelos, sueños, expectativas. Algunos de esos 17 desaforados soñadores partirán; buscarán otros rumbos, otras escuelas, otros senderos. Recorrerán otros caminos de hojarasca, otros bosques nevados; sé que su pasión será la misma y les deseo lo mejor sabiendo que lo que viene es un crecimiento para todos. Para quienes vuelan, para quienes quedan, para quienes dejan las puertas abiertas.
Y claro, esta aventura a la que se sumaron Lucía, Peche, Andrea, Alejandra, Francisco, Yasi , Solange y Gabriel primero como parte del aprendizaje y ahora como un equipo entusiasta, unido, tirando hacia el mismo lado, esta aventura se siente como el verano a flor de piel, como una lluvia suave luego de un día de tórrido calor, como la luz de Umiko bendiciendo a su bosque, como una música de Yiruma. Se siente deliciosa y extraña " como si yo no fuera yo, como si tú no fueras tú". Se siente honda en el corazón, como el sueño que tuve a los 22 años y que ahora, luego de otros tantos, se concreta casi con tanta furia como la imaginé.
Siempre quiero ser cerebral para el teatro. Que la emoción le gane al público, que a mi no me importe. Este fin de semana me ganó. Desde el pasado viernes que esto no cesa; esta especie de alegría y a la vez de nudo en la garganta que se siente como esos "Dreams" musicales. Y confieso que esos momentos me encantan: quizá demuestren que este "monstruo" teatral que hemos creado está vivo de verdad y se está alimentando bien. Que si puede ganarle a mi egocentrismo y convertirse en un ave que vuela sola para alcanzar alturas que contemplaré con asombro yo también habré aprendido a dejar ir, a soltar y gozar con la felicidad de aquel que puede alcanzar los cielos.
No tengo hijos, es verdad. Quien sabe si eso llegará algún día. Pero estimo que esto es lo que sentirá cada padre y cada madre al ver crecer a sus frutos. Unas lágrimas que mueven a risa; un corazón sin aire que se vuelve música.
Un misterio de vida que se vuelve Mito.
Un cuento de hadas no es una historia tonta; es la suma de muchos milagros ancestrales.
Un cuento de hadas es la historia de la humanidad.
Esa historia eterna es MÍTICA.
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